CONSTRUCCIÓN POR ALFONSO EL CASTO:

Su hijo Alfonso II el Casto , que gobernó la Corona catalano aragonesa durante casi 33 años (1162-1196), fue el encargado de iniciar la construcción, que desde el primer momento contó con el favor de la nobleza y el fervor del pueblo.

 Gracias a las numerosísimas donaciones, en el último tercio del siglo se habían construido las primeras edificaciones monumentales como la nave central del templo (1), también la lateral derecha (5), con el crucero (2), y las capillas semicirculares de la cabecera de la iglesia (3), junto con sacristía vieja (4).

Otras estancias construidas en este mismo periodo fueron el locutorio (6), el calefactorio (7), el refectorio (8) y la fuente que hay enfrente para lavarse las manos. También se empezaron las obras de la enfermería.

     

CONSTRUCCIÓN POR JAIME I EL CONQUISTADOR:

Su nieto Jaime I el Conquistador  fue el encargado de proseguir las obras de la fundación a lo largo de sus 53 años de reinado (1213-1276), al frente de la Corona catalano-aragonesa.

Las dependencias construidas en este periodo marcan la etapa de transición hacia el estilo gótico, al incorporar a las nuevas dependencias una serie de elementos, como las ventanas, que rompen con la austeridad decorativa del románico.  

Durante esta centuria, en la que el estilo evoluciona sin cesar, se construye la biblioteca (9), los dormitorios de los monjes en el piso superior (sobre la biblioteca) y la escalera de acceso a la nave lateral derecha del templo y la sacristía vieja (10), la sala capitular (11), el claustro (12), el templete de la fuente (13), la cocina (14) y del refectorio de los conversos (15). También se completa la entrada al templo con la construcción del Atrio o Galilea, con cubierta  de bóveda de crucero y un altar en cada extremo (16).                                                           

 

 

 

Si la actividad constructora había sido febril hasta finales del siglo XIII, las obras se tuvieron que interrumpir a mediados del XIV a causa de la peste que mermó la vida de la Comunidad. Hasta entonces, había dirigido las obras el abad Copons, quien había hecho construir la nave lateral izquierda del templo, llevando a cabo algunas modificaciones del plano original de la nave con el fin de construir siete capillas laterales con sus respectivas bóvedas ojivales. Bajo su dirección, también se construyó el cimborio, el vestíbulo, el dormitorio de los conversos (20-20B) y una sala que lleva su nombre.

 

CONSTRUCCIÓN POR PEDRO EL CEREMONIOSO:

Pedro el Ceremonioso tataranieto de Jaime I, que rigió los destinos de la Corona durante 51 años (1336-1387), impulsó de nuevo las obras de la fundación a pesar de los estragos de la peste y de otras muchas vicisitudes, al tomar la decisión en 1340 de querer enterrarse en ella, con toda su descendencia. 

Con el fin de dotar de máxima seguridad la abadía que tenía que albergar los Panteones reales (21), el Ceremonioso mandó fortificar todo aquel recinto sagrado con murallas y 12 torres (22), a la vez que solicitaba los servicios de los más prestigiosos escultores para esculpir en los arcos del crucero del templo las tumbas de Alfonso II el Casto y Jaime I (ambos enterrados en él), la suya, la de sus esposas, y las de sus numerosos hijos, muertos prematuramente.

CONSTRUCCIÓN POR MARTÍN EL HUMANO:

Su hijo menor
Martín el Humano
, último monarca de la Casa real de los Condes de Barcelona (1396-1410), hizo construir el palacio que lleva su nombre, junto al vestíbulo de la entrada del nuevo recinto amurallado (23).